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viernes, 5 de abril de 2013

¿Porqué está estancada la economía argentina?

En diálogo con El Economista, Hernán Lacunza analiza la coyuntura económica y señala que la economía está estancada desde hace 15 meses. Señala que ...
Los datos que van llegando son mediocres y, como siempre, mixtos. Estamos estancados hace unos 15 meses y no se ve un cambio de tendencia. Pasamos de crecer 8% promedio entre 2003-2007, a 4% en 2008- 2011 y a 2% en 2012-2013. Parte de eso tiene que ver con la apreciación cambiaria que fue erosionando todas las fuentes de demanda agregada. La inflación comió el poder adquisitivo del salario y eso afectó el consumo. La apreciación también erosionó el tipo de cambio real y afectó a las exportaciones. La incertidumbre asociada a la inflación y a todos los parches normativos que se implementaron para compensarla hicieron desplomar la inversión. Todas las fuentes de demanda están afectadas por la inflación. Hoy es más recesivo no enfrentar la inflación que enfrentarla. En este escenario estamos condenados a un escenario mediocre: cuando llueve crecemos al 2% y cuando no, 0%.
Para precisar el diagnóstico habría que señalar lo que hemos dicho desde que comenzamos con este blog, esto es, la economía evoluciona muy por encima de su producto potencial, lo que es insostenible. Para moderar la inflación que resultaba de esta situación, el gobierno recurrió a la apreciación cambiaria y otro tipo de mala praxis, todo lo demás viene por añadidura. No incluir en el análisis la idea que desde el 2007 no hay más capacidad ociosa en la economía (a nivel agregado) genera un mal diagnóstico.

lunes, 4 de febrero de 2013

Capitalismo de Estado, Mercantilismo y Libre Mercado

Recientemente se han publicado en Project Syndicate dos excelentes artículos sobre el tema, que sirven como marco conceptual para analizar lo que ocurre en Argentina. Por un lado el artículo de Daron Acemoglu y James Robinson, "Está ganando el Capitalismo de Estado", y por el otro el artículo de Dani Rodrik, "En nuevo desafío Mercantilista". Rodrik sugiere que ambos textos deben ser leídos conjuntamente, porque son complementarios, aunque también parcialmente antagónicos. Si no tiene tiempo le sugiero priorizar la lectura de Acemoglu y Robinson, que permite realizar un paralelismo con la realidad argentina. El otro texto contribuye -en el caso argentino- más al relato de esa realidad. 

domingo, 14 de octubre de 2012

domingo, 30 de septiembre de 2012

Prejuicio, polarización y desarrollo

A todo lo dicho en la nota de opinión de La Nación por mi sociólogo preferido (por sus análisis sobre los problemas de Argentina), quisiera traer a colación un par de frases del libro En busca del crecimiento de William Easterly (2003) respecto a las sociedades polarizadas.
Los Gobiernos de sociedades fragmentadas tienen incentivos para redistribuir el ingreso existente, mientras que los Gobiernos de sociedades cohesionadas tienen los incentivos para promover el crecimiento. La diferencia fundamental entre un Gobierno que redistribuye y uno que desarrolla es la polarización social. Las sociedades que están divididas en facciones luchan internamente por el reparto del botín; en las sociedades unidas por una cultura común y una clase media fuerte, se establece el consenso para crecer de manera que se incluya a los pobres.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Ex alumno de Harvard comenta a CFK

Un destacado ex alumno de la prestigiosa universidad y dos veces ex ministro de economía de la Argentina comenta el discurso de la presidente en Harvard.

sábado, 11 de agosto de 2012

Inconsistencia temporal

Un ejemplo actual del problema de la inconsistencia temporal de la discrecionalidad tal como lo enseñamos a nuestros alumnos. La disminución en la inversión no estará vinculada al tema?

PD: dos economistas recibieron el premio Nobel por sus contribuciones al respecto, y un economista argentino también fue premiado por sus aportes sobre el tema. 

miércoles, 18 de julio de 2012

Crecimiento y Coyuntura

La entrevista que me realizo Luciana Quiroga para el suplemento económico de julio del diario Comercio y Justicia, Factor, se organizó en torno de 4 preguntas.



1) ¿Cuáles son las políticas económicas que se deben implementar para lograr que el crecimiento económico sea sostenido?

Hay muchas combinaciones de políticas monetarias, fiscales, cambiarias y regulatorias que permiten que el crecimiento económico sea sostenido. La característica común de todas las combinaciones exitosas es que respetan tres principios económicos universales. 

Primero, hay que garantizar los derechos de propiedad y el cumplimiento de la ley para que los inversores puedan apropiarse de las utilidades que generan sus inversiones. 

Segundo, hay que reconocer la importancia de los incentivos privados y la necesidad que reflejen costos y beneficios sociales, para poder lograr la eficiencia productiva. 

Tercero, hay que administrar las políticas macroeconómicas (monetaria, fiscal, cambiaria, arancelaria y regulatoria) de manera sana y prudente. La idea subyacente es que hay que garantizar, la sostenibilidad de la deuda, el control de la inflación, una volatilidad macroeconómica acotada, con el objeto de evitar las crisis financieras, las crisis cambiarias, los defaults, la hiperinflación y otras patologías. 

A partir del 2003 la Argentina creció de manera vigorosa en base a un modelo basado en dos pilares (superávit fiscal y superávit externo) que garantizaban este tercer principio. En el 2007 cuando el proceso inflacionario comenzó a manifestarse como problema habría que haber implementado una política monetaria más prudente para ir corrigiendo los desequilibrios. En lugar de ello, el secretario de comercio interior intervino el INDEC y comenzó a implementar controles de precios y otras regulaciones que violaban derechos de propiedad (se atentó contra el primer principio). 

A este error inicial, se le sumaron otros, en particular la dinámica explosiva del gasto público que hizo desaparecer los superávits gemelos (fiscal y externo). Una parte importante de ese aumento del gasto público se originó en los subsidios al transporte y la energía, que generaron precios mentirosos en esos sectores, profundizando la falta de correspondencia entre costos y beneficios privados, y costos y beneficios sociales (se atentó contra el segundo principio económico universal). Luego vinieron los errores más recientes como el corralito cambiario que impide que los agentes económicos operen libremente en el mercado de divisas y que afecta los derechos de propiedad de las empresas extranjeras que quieren repatriar utilidades. 

En síntesis, ya no se respeta ninguno de los principios que garantizan el crecimiento sostenido, de manera que no podemos culpar al resto del mundo por nuestras dificultades.

2) ¿Qué medidas se deberían tomar para evitar una posible recesión?

Tengo la impresión de que ya es demasiado tarde para evitar el estancamiento del nivel de actividad. El modelo se fue agotando paulatinamente al dejar de respetarse los tres principios económicos universales.

La etapa de reconstrucción debe comenzar por el objetivo de bajar la inflación (menor emisión monetaria), y una vez encaminada la estabilización, aumentar el deslizamiento del tipo de cambio para recuperar la competitividad en la industria y las economías regionales. De ahí en más hay que reducir la tasa de crecimiento del gasto público para recuperar el superávit fiscal y eliminar todas las trabas al comercio exterior y demás regulaciones de la Secretaría de Comercio Interior. Hace falta una visión sistémica e integral y no alcanzan medidas aisladas o parches como los que ha venido implementando el gobierno.

3) ¿Cuál es su diagnóstico sobre la actual economía? 

A diferencia del caso europeo dónde hay problemas por el lado de la demanda, la producción en la economía Argentina actual está limitada por el lado de la oferta. Contribuyen a ello la inflación, los precios relativos desalineados, el atraso cambiario, los precios mentirosos, la falta de garantía sobre los derechos de propiedad, el riesgo de cambio en las reglas de juego, y las trabas a las importaciones y a la actividad productiva. El freno del nivel de actividad actual, tiene también un ingrediente exógeno como es la disminución de la tasa de crecimiento de Brasil, y un ingrediente transitorio como es la sequía, sin embargo, la mayoría de los obstáculos al crecimiento son endógenos al modelo y generan limitaciones por el lado de la oferta. En ese sentido, la visión keynesiana de la recesión que hace hincapié en la insuficiencia en la demanda agregada, no es de ninguna utilidad para entender la coyuntura argentina actual. 

4) ¿Y la proyección para 2013? 

El estancamiento económico continuará, ya que es altamente improbable que el gobierno modifique su equipo económico dotándolo de un mayor grado de profesionalismo y credibilidad.

lunes, 28 de mayo de 2012

La brecha del PIB (termómetro) registra una alta temperatura

Desde que comenzamos este blog, allá por mayo del 2007 hemos diagnosticado que la economía estaba recalentada, y que esto daba lugar al proceso inflacionario. Lamentablemente no fuimos escuchados, ni por la prensa, ni por las autoridades económicas, ni por algunos empresarios y colegas que tenían una visión complaciente respecto a las políticas monetarias expansivas del BCRA.

 A lo largo del último año las cosas han cambiado y la mayoría de los analistas percibe que la inflación se origina en la emisión de dinero en una economía que se ha quedado sin capacidad ociosa. Es más, hoy ya estamos ante un punto de inflexión, dado que en pocas ocasiones la economía Argentina ha estado tan recalentada. Lo estuvo antes de la crisis del ’30 y lo estuvo antes del “Rodrigazo” en 1975, en ambos casos la brecha del PIB superó el 9% y casi alcanza el 10%. Pareciera que este último es un límite insuperable, dado que el desequilibrio pone en marcha mecanismos que tienden a restablecer el equilibrio en el mercado de bienes. El gráfico muestra que ya estamos por entrar en esa situación, dado que el PIB evoluciona en la actualidad alrededor de un 8.8% por encima del producto potencial (Y*).

Brecha del PIB:   (Y-Y*)/Y*


Puede notarse cierta asimetría en el gráfico entre brechas positivas y negativas, las positivas no superan el 10% mientras que las negativas pueden alcanzar el 16% como durante la hiperinflación y el colapso de la Convertibilidad. Ambas situaciones son socialmente indeseables, en una situación de recesión hay recursos ociosos, alto desempleo y pobreza; mientras que en una economía recalentada la inflación entorpece el crecimiento, favorece la especulación en detrimento de la producción, y frecuentemente desemboca en crisis cambiarias, monetarias y/o fiscales que violan derechos de propiedad y deterioran irreversiblemente la distribución del ingreso. Recuperarse de una recesión es una tarea relativamente sencilla, basta implementar políticas expansivas (monetarias, fiscales, …), por el contrario lidiar con una situación de marcado recalentamiento y/o implementar un plan de estabilización conlleva importantes costos políticos. En parte, esos costos se originan en haber forzado el crecimiento para crecer a tasas más altas, lo que deberá pagarse a futuro creciendo a tasas más bajas, de manera a converger hacia la senda de crecimiento del producto potencial.

Podemos analizar la evolución de la brecha del PIB con la siguiente ecuación:


La brecha del PIB en un momento dado es igual a la suma, de la brecha del PIB en el período previo, más el crecimiento del PIB observado, menos el crecimiento del producto potencial. El cuadro ayuda a realizar esta contabilidad, la primer columna muestra la tasa de crecimiento del PIB, la segunda la tasa de crecimiento del producto potencial y la última columna la brecha del PIB. Todas estas tasas están calculadas como diferencia de logaritmos, inclusive la brecha del PIB.

 En el 2007 la economía Argentina alcanza el pleno empleo, ubicándose a fines de ese año un 3.8% por encima del potencial. Esa brecha es el resultado de sumar a la brecha inicial (-2%), la tasa de crecimiento de la economía (8.3%) y restar la tasa de crecimiento del producto potencial (2.4%). En años siguientes el PIB evolucionó por encima del producto potencial acelerando el proceso inflacionario. La brecha del PIB del 2011 de 8.8% es el resultado de considerar la brecha del 2010, la tasa de crecimiento del PIB y la tasa de crecimiento del producto potencial (8.8% = 6% + 5.4% - 2.6%).

 Este tipo de ejercicio muestra que la tasa de crecimiento del 5.1% que figura en el presupuesto 2012 nunca podría alcanzase este año, ya que en el hipotético caso, el PIB se ubicaría un 11.7% por encima del potencial (8.8% + 5.1% - 2.2%), lo que en términos históricos nunca fue posible, ni siquiera en los períodos previos a las grandes crisis macroeconómicas de 1930 y 1975.



Adicionalmente, aunque la tasa de crecimiento de la economía fuese nula hasta el 2015, no se podría absorber en su totalidad la brecha y el PIB se ubicaría en ese año un 1% por encima del potencial (8.8% – 2.2% – 1.9% – 1.9% – 1.8%).

 En definitiva, ha llegado el momento de pagar los costos de una mala administración de la política macro que se caracterizó por haber expandido en exceso la demanda agregada en años recientes. La tasa de crecimiento promedio en los años 2004-2011 fue del 6%, cuando el valor óptimo hubiese sido de 4.9% (2.9% anual del producto potencial + 2% por año para absorber la brecha del PIB inicial a lo largo de los 8 años).

 Para los próximos cuatro años, en el mejor de los casos, deberíamos esperar tasas de crecimiento del PIB del orden del 0.5% promedio anual para ir absorbiendo la brecha actual que genera inestabilidad macroeconómica. Sin embargo, es probable que la propia naturaleza del kichnerismo lo lleve a no aceptar esta gris realidad y (discrecionalidad mediante) termine precipitando un crisis macro de magnitud; hasta la fecha evitable.

jueves, 24 de mayo de 2012

Modelos de crecimiento auto-limitante

En un esclarecedor artículo en Proyect Syndicate (de lectura previa sugerida), Michael Spence distingue varias estrategias de crecimiento insostenibles y auto-limitantes:
  • Estrategia de sustitución de importaciones.
  • Crecimiento basado en una abundancia de recursos naturales mal administrada.
  • Modelo basado en un excesivo consumo privado y/o público, a menudo acompañado y facilitado por endeudamiento externo y/o burbuja de activos.
  • Crecimiento dependiente excesivamente de las inversiones para generar demanda agregada.
  • Modelo de crecimiento que conlleva aumento en la desigualdad de oportunidades y resultados.
  • Estrategia que implica agotamiento de recursos naturales y genera externalidades medioambientales.
La Argentina en su historia ha representado un laboratorio experimental de varios de estos modelos de crecimiento auto-limitante.

La pregunta a los lectores del blog es: ¿en cuál de estos casos se encuentra la Argentina en la actualidad?

Algunas pistas para la respuesta pueden encontrarse en el documento de la Fundación Pensar titulado "El dólar como señal de un modelo agotado".

viernes, 20 de abril de 2012

¿Por qué fracasan las Naciones?

Daron Acemoglu y James Robinson han escrito un libro para explicar porqué muchos países fracasan y no logran desarrollarse. En el trabajo muestran como las élites manipulan las reglas de juego en beneficio propio, a expensas de la mayoría, y sobre todo, a expensas del crecimiento futuro.

Hoy en su blog se han ocupado de nosotros y de la última jugada del gobierno con Repsol YPF. Aquí va una traducción libre de la entrada: What’s the Matter with Argentina?
¿Qué le pasa a la Argentina?
Hace cien años la Argentina fue uno de los países más ricos del mundo. Durante cincuenta años se subió a la ola de oportunidades favorables que brindaba el mercado y experimentó uno de los más exitosos períodos de crecimiento extractivo de la historia mundial (compartiendo esos honores con la Unión Soviética y la China contemporánea o Singapur). 
Pero el crecimiento extractivo no puede durar y Argentina no fue la excepción. Cuando usted tiene una combinación de instituciones políticas extractivas, junto con algunas instituciones económicas inclusivas como tuvo Argentina (y tiene China ahora), hay dos alternativas, pero sólo una conduce al crecimiento económico sostenido. Usted puede abrir el sistema político y tratar de avanzar hacia una sociedad inclusiva, o usted puede ir en sentido contrario y tomar medidas drásticas contra la inclusión en las instituciones económicas, renunciando a la prosperidad por el poder. 
Argentina hizo lo segundo. En la época de la Primera Guerra Mundial las élites tradicionales de la Argentina hicieron pasos vacilantes hacia la apertura del sistema político, pero pronto decidieron que no querían correr el riesgo de perder el poder. En 1930 llegó el primer golpe militar. La apertura del sistema político estaba fuera de la mesa. Luego vinieron una serie de golpes de estado, y el de 1943 trajo a un militar llamado Juan Domingo Perón al poder como Ministro de Trabajo. Perón utilizó esta posición para construir una extraordinaria maquinaria política que ha dominado la política argentina, desde entonces. Hay un solo partido político eficaz hoy en día en Argentina, el peronista (nombre oficial: Partido Justicialista). Los peronistas no formaban parte de las elites tradicionales. Todo lo contrario. Sin embargo, tomaron el control de la sociedad y sus instituciones económicas, y su comportamiento han sido tan extractivo como el de las elites tradicionales. 
Este es un patrón que el sociólogo Robert Michels llamó: la Ley de Hierro de la Oligarquía. Instituciones económicas extractivas siempre crean luchas por el control del poder, y tienden a atraer como aspirantes a las élites empeñadas en la extracción, y el que llega al poder se hace cargo de un sistema sin control de su poder. El resultado es la recreación de las instituciones extractivas bajo un disfraz diferente. 
En la Argentina en la década de 1940, el peronismo ganó la lucha por el poder y hoy sigue teniendo la hegemonía. Y la extracción aún continúa (mismo si a menudo toma la forma de distorsionar las instituciones económicas para mantenerse en el poder y no sólo para enriquecerse personalmente). 
Últimas pruebas: esta semana el gobierno peronista de Cristina Fernández de Kirchner se apropió del 51% de las acciones en la compañía petrolera YPF, previamente en manos de la empresa energética española Repsol YPF. El gobierno inmediatamente derrocó al CEO de la compañía, Sebastián Eskenazi y lo reemplazó por el Ministro de Planificación peronista. Se formará un tribunal para decidir el nivel de la indemnización! 
La precariedad de los derechos de propiedad son en realidad un fenómeno bien conocido en Argentina. La expropiación parcial de la compañía petrolera es en realidad poca cosa en comparación con el "Corralito" del año 2001 cuando el gobierno efectivamente expropió el 75% de los ahorros que las personas tenían en los bancos (como lo veremos en el capítulo 13 de ¿Por qué fracasan las Naciones). 
En Argentina, el fracaso para realizar la transición hacia instituciones económicas inclusivas condenó al país a un siglo de estancamiento económico. 
¿Pasará lo mismo en China? ¿Singapur?

miércoles, 6 de julio de 2011

La energía y el capitalismo de amigos

Los tres grandes pasivos que dejará el modelo K son: la inflación, el capitalismo de amigos y la falta de garantía sobre los derechos de propiedad. En una nota en La Nación de hoy, Alieto Guadagni, explica que los faltantes de energía actuales se originan en el modelo  del capitalismo de amigos.

domingo, 15 de mayo de 2011

Retenciones y enfermedad holandesa

Guillermo Perry aborda el tema de la enfermedad holandesa en un excelente post en Foco Económico, "Los Retos macro-financieros en América Latina". El autor analiza como evitar contagiarse con la enfermedad holandesa que amenaza a la región, aunque en ningún momento se ocupa de las retenciones. Asumiremos nosotros la plena responsabilidad de incluir ese instrumento de política en el debate.

No es un tema menor para un país como la Argentina que durante los períodos 1978 1976-1981 y 1997 1991-2001 se contagió -por distintas razones- de la enfermedad. En la actualidad, el boom de precios de la soja y otros commodities, generan fuertes presiones a la apreciación del peso (disminución del tipo de cambio real), lo que podría afectar el proceso de desarrollo industrial.

El mejor remedio para esta enfermedad es incrementar el superávit fiscal, veamos por qué.

El tipo de cambio real es el precio relativo que equilibra la oferta de dólares generada por las exportaciones netas con la demanda neta de dólares por cuenta capital. Esta demanda neta de dólares o salida neta de capitales, es a su vez, igual al ahorro (privado y público) menos la inversión. El ahorro desempeña un rol clave en el proceso de determinación del tipo de cambio real, mientras más elevado sea el ahorro, más alto será el tipo de cambio real y más competitiva será la economía. Ahora bien, el ahorro depende de la función consumo y de la política fiscal, y el gobierno para incrementar el ahorro agregado debe implementar una política fiscal contractiva (aumentar impuestos o reducir gastos).

Las retenciones a las exportaciones en ese marco permiten generar un mayor superávit fiscal, lo que eleva el tipo de cambio real de equilibrio y actúa como antídoto de la enfermedad holandesa. Ahora bien, si el gobierno dilapida la recaudación por retenciones a las exportaciones en mayores subsidios y mayor gasto público, como ha ocurrido desde 2007, nos exponemos nuevamente a contagiarnos de la enfermedad. 

En definitiva, se podrían justificar las retenciones en la medida que posibilitaran alcanzar un superávit primario de 2% del PIB que nos vacune contra la enfermedad holandesa, sin embargo, las mismas representan un claro caso de mala praxis si los ingresos que ellas generan son gastados en lugar de ser ahorrados. 

Hacia futuro la política óptima consistiría en generar un superávit fiscal primario de 2% del PIB sin la ayuda de la retenciones, pero mientras eso no se logre, eliminar las retenciones sería una mala idea. Por el contrario, eliminar todas las trabas burocráticas y demás regulaciones sobre el comercio exterior es imprescindible y debe hacerse inmediatamente, de hecho, eliminar las restricciones cuantitativas a las importaciones elevaría el tipo de cambio real.

Para completar el cuadro tendríamos que explicar el rol beneficioso de un tipo de cambio real alto para potencial el desarrollo de las postergadas economías regionales, pero por la extensión del tema lo dejaremos para un próximo post.

Nos hemos ocupado en esta entrada del único argumento relevante en favor de las retenciones, que ni el gobierno ni la oposición han sabido dimensionar. El gobierno introdujo en su momento las retenciones por otros motivos, y nunca logró entender cabalmente porqué generaron inicialmente un circulo virtuoso. Luego, nadie le supo explicar a Néstor Kirchner que utilizar la caja para incrementar subsidios y aumentar el gasto público, conduciría inexorablemente a la autodestrucción del modelo productivo. 

Martín Redrado debería haberle advertido que el BCRA no podía comprar sistemáticamente los dólares excedentes con emisión porque eso alimentaba la inflación, y que las compras debían realizarse con recursos genuinos del tesoro, para lo cual era imprescindible preservar el superávit fiscal.

El rol de las retenciones en la industrialización ha sido abordado recientemente por Jorge Vasconcelos y Juan Manuel Garzón en el artículo "Las retenciones no suelen ser factor de industrialización" publicado en La Nación el 13 de mayo. Los autores abordan el tema distinguiendo dos mecanismos:

Por un lado, las retenciones contribuyeron por un tiempo a mantener el tipo de cambio por encima del equilibrio, generando "promoción industrial" para el resto de los sectores. Sin embargo, con la "inflación en dólares" esa ventaja termina diluyéndose.

El otro mecanismo tiene que ver con el abaratamiento de las materias primas para su industrialización local.

Como en la nota los autores focalizan el análisis únicamente en el segundo mecanismo, nos pareció importante ocuparnos del primero para tener una visión de conjunto del problema y no subestimar el problema de la enfermedad holandesa.

Además, en el debate sobre el tema no siempre se derivan las conclusiones correctas al respecto, de hecho, hace dos meses en una nota en La Nación, un distinguido colega prescribió el remedio contraindicado para la enfermedad.

martes, 29 de marzo de 2011

miércoles, 23 de marzo de 2011

Lecturas recomendadas: marzo 2011

viernes, 18 de febrero de 2011

La Brecha del Producto

A partir del cálculo del producto potencial -que hemos abordado en una entrada anterior- es posible definir la “brecha del producto”, esto es, la diferencia entre el PIB  y el producto potencial, expresada en términos porcentuales. Este indicador sintético del uso de la capacidad productiva de una economía permite dimensionar la profundidad de una recesión como la del 2002 y el despilfarro de recursos que ello implica, o en caso de ser positivo, el grado de recalentamiento de la economía.

A los lectores habituales de este blog no les llamará la atención el gráfico, porque ya en la primera entrada, a mediados del 2007, planteamos el tema del recalentamiento de la economía, y luego directa o indirectamente hemos hecho referencia a ese marco conceptual para analizar el proceso inflacionario actual. En numerosas oportunidades hemos subrayado que la inflación actual se origina en el hecho de que el PIB ha evolucionado por encima del nivel del producto potencial.

Esta situación puede mantenerse algún tiempo, mientras los trabajadores acepten jornadas laborales más extensas, los productores posterguen el mantenimiento de sus maquinarias, los stocks de mercaderías caigan por debajo del nivel deseado, las reservas de gas y petróleo comiencen a agotarse, y/o el nivel de endeudamiento se torne insostenible. La ilusión monetaria, la sobreexplotación de los recursos, la descapitalización y el endeudamiento permiten producir por encima del nivel potencial, pero tarde o temprano la reversión se producirá con todos los costos sociales que ello conlleva. Por eso los gobiernos eligen conducir la economía a lo largo de la senda del producto potencial, evitando brechas positivas o negativas, de manera a maximizar el bienestar general.

En las tres últimas décadas pueden observarse sistemáticos apartamientos del PIB de su nivel potencial, indicando las malas administraciones macroeconómicas que hemos debido soportar. Existen fundamentalmente tres periodos en los cuales el producto real se ubicó más de un 10% por debajo de su medida potencial: el tercer trimestre de 1985 (comienzo del Plan Austral), los años de la hiperinflación de 1989-1990, y la crisis del régimen de convertibilidad (2002-2003). Por otra parte, el PIB se ubicó por encima de su nivel potencial durante gran parte de la Convertibilidad y en el pasado reciente antes de la crisis financiera internacional.



La motivación de escribir esta entrada surge luego de leer el post de Lucas en la Ciencia Maldita, sin embargo, lo más preocupante no son los errores del gráfico, sino el hecho, de que solo el 10% de los comentaristas sospecha de que hay algo que no cierra en la nota [señalan que no hay compatibilidad entre el gráfico y la idea de demanda agregada recalentada].

Otro distinguido colega, Orlando Ferreres, ya había cometido un error similar en el gráfico de la nota publicada en la revista Noticias del 21/08/2010 bajo el título ¿es progresista emitir tanto?

En ambos casos los autores consideran erróneamente que no es posible superar el nivel del producto potencial, cuando lo que la definición señala, es simplemente que cuando se supera el nivel del producto potencial, lo que ocurre, es que la tasa de inflación se acelera.

El gráfico y la aclaración de esta entrada apuntan a elaborar un correcto diagnóstico de la inflación para poder diseñar la medidas correctivas adecuadas.

lunes, 24 de enero de 2011

El Producto Potencial

El producto potencial representa una medida del nivel de oferta agregada sostenible en el tiempo. Puede definirse como el máximo nivel de producción sostenible, dónde el uso de los recursos no incrementa (ni reduce) las presiones inflacionarias. El producto potencial no es un nivel máximo de producción que la economía no pueda superar, sin embargo, un PIB por encima del producto potencial representa una situación de desequilibrio que no puede mantenerse en el tiempo y que implica costos en términos de bienestar futuro. Por ello, los países que administran la política macroeconómica pensando en el interés general, evitan este tipo de situación.

Si bien el producto potencial no es una variable directamente observable, la teoría económica nos señala que dos de sus determinantes (el capital y el trabajo) sí lo son. Un tercer determinante, la productividad total de los factores, no es observable, y de ahí las dificultades de estimación.
Dado que el PIB observado oscila en torno del producto potencial, habitualmente se recurre al filtro de Hodrick-Prescott para obtener una estimación simple del potencial. El problema de esta metodología es que la tendencia estimada al final de período no es robusta y presenta grandes variaciones en función del período considerado. Esta incertidumbre de “fin de período muestral” se reduce parcialmente, al utilizar un método fundamentado económicamente y algo más sofisticado como es el de la función de producción, ya que lo que se filtra en este caso es solo la productividad total de los factores (PTF).

La figura presenta el PIB real trimestral a precios de 1993 y el producto potencial estimado utilizando esta metodología con una función de producción dinámica con dos factores, capital (K) y trabajo (L) ajustado por calidad (Q). (más detalles metodológicos pueden consultarse aquí y aquí).

Se observa que el PIB, en lugar de evolucionar a lo largo de la senda del producto potencial, ha oscilado al ritmo de políticas económicas expansivas insostenibles y al ritmo de las crisis que las mismas provocaron.
Luego de haber alcanzado el producto potencial en el 4to trimestre 2005, la economía argentina siguió creciendo a tasas superiores al 4,5%, que es la tasa de crecimiento del producto potencial en la actualidad, lo que terminó generando el proceso inflacionario de los últimos años. El shock de la crisis internacional del 2008 afectó a nuestras exportaciones netas, provocando una caída del PIB de 2.5% en el 2009, y el PIB volvió a alinearse con el producto potencial. A partir de allí, volvimos a crecer con la mejora del contexto internacional y de la mano de políticas expansivas, sin embargo, el gobierno debería registrar que el PIB ya se encuentra en su nivel potencial por lo que las políticas monetarias y fiscales expansivas en curso exacerbarán el proceso inflacionario.

Además, mientras más por encima del producto potencial evolucione una economía, más vulnerable será frente a shocks externos. En efecto, si el nivel del PIB supera el nivel potencial, las restricciones de capacidad comienzan a actuar, restringiendo el crecimiento futuro y generando presiones inflacionarias. Existen entonces, fuerzas correctivas que están actuando ante el desequilibrio, y cuando esta dinámica, se combina con un shock externo, la reversión puede tornarse brusca como en el Tequila (1995), el default ruso (1998) y la crisis de las hipotecas subprime (2008).

miércoles, 11 de agosto de 2010

Coyuntura y balance de la década

En la nota de La Nación de hoy Juan Llach realiza un breve comentario sobre la coyuntura y un equilibrado balance de la década, a modo de síntesis señala:

Ocurre pues que, como tantas otras veces en el pasado, el crecimiento del país no es sostenible y se basa en hipotecar parte importante del bienestar de las generaciones futuras. No obstante, la Argentina cumplirá en 2010 nueve años sin un derrumbe macroeconómico, acercándose al récord de 1963 a 1974, y esto es muy bueno para el país, para la democracia y para los más pobres, siempre los que más sufren esas catástrofes.

domingo, 8 de agosto de 2010

Marcó del Pont y los derechos de propiedad

En una declaración pública del miércoles 4 de agosto, los empresarios nucleados en la Asociación Empresaria Argentina (AEA) y sus colegas de la Unión Industrial Argentina (UIA) coincidieron en que "un marco institucional republicano sólido, la seguridad jurídica, reglas de juegos estables y previsibles y el pleno respeto por la actividad privada, son condiciones indispensables para un desarrollo sostenido y continuado que incluya a todos los argentinos".

Declaraciones que en cualquier lugar del mundo hubieran pasado desapercibidas ya que apuntan a cierta normalidad institucional, obtuvieron una dura respuesta por parte de la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, quién relativizó el concepto de seguridad jurídica con una catarata de afirmaciones destempladas y descontextualizadas. En efecto, algunas de las frases de Marcó del Pont fueron:

¿De qué hablan algunos empresarios cuando hablan de seguridad jurídica?

¿Qué seguridad jurídica garantizaba la convertibilidad, que parecen extrañar estos empresarios, que condujo a la Argentina a una de sus peores crisis e incluyó la ruptura de todos los contratos?

¿Cuál era la seguridad jurídica que tuvieron los ahorristas que sufrieron la expropiación con el Plan Bonex y posteriormente con el corralito y el corralón? ¿Qué seguridad jurídica protegió los ahorros de los trabajadores que fueron presa de los negocios de las AFJP?

¿Qué seguridad jurídica se les garantizó a los jubilados y empleados públicos cuando el gobierno de la Alianza les recortó los haberes?

Con el fin de ordenar la discusión y valorar la argumentación de Marcó del Pont es conveniente aclarar que en su razonamiento se mezclan dos principios económicos distintos. Por un lado, la seguridad jurídica que garantiza los derechos de propiedad; por el otro, la sana administración de la política macroeconómica que evita la volatilidad macro, la crisis u otra patología (hiperinflación, default, maxidevaluación). Si un país pretende crecer de manera sostenida debe respetar ambos principios y no solamente uno de ellos!

En los ’90 se respetaron derechos de propiedad, pero no se garantizó la sostenibilidad de la política macroeconómica. En particular, la fijación del tipo de cambio generó atraso cambiario, problemas de solvencia externa y solvencia fiscal que terminaron afectando los derechos de propiedad, como lo señala Marcó del Pont. Es sabido que toda crisis macroeconómica de proporciones induce a la violación de los derechos de propiedad, y esto constituye una de las razones para evitarlas.

Puede entenderse que un empresario sea incapaz de evaluar la sostenibilidad de una política económica dada (no ha sido formado para ello) y que no perciba entonces, que una cierta combinación de políticas conduce al abismo y la crisis. Sin embargo, es imperdonable que un economista no defienda a rajatabla el respeto de los derechos de propiedad. Garantizar los derechos de propiedad y el cumplimiento de la ley, para que los inversores puedan apropiarse de las utilidades que generan sus emprendimientos, es un principio universal de la teoría económica. No existe corriente de pensamiento económico alguna que omita este requisito en una estrategia de crecimiento.

En ese sentido, la idea de desvalorizar la importancia del reclamo empresario es simplemente una estupidez, sobre todo cuando hay varios indicios concurrentes de que en Argentina hay un problema de baja apropiabilidad privada de los retornos de la inversión por fallas del gobierno vinculadas al no respeto de los derechos de propiedad.

Cuanto más productivo sería para el país que Marcó del Pont abandone la militancia, y se ocupe de eliminar una de las fallas del gobierno que está a su alcance, el impuesto inflacionario, que viola el derecho de propiedad de los argentinos que han confiado en el peso como reserva de valor.

jueves, 23 de abril de 2009

El cuadro que molestó al gobierno

En el World Economic Outlook: Crisis and Recovery (Washington, Abril 2009) del FMI se publica el siguiente cuadro con pronósticos:


Los comentarios del gobierno no se hicieron esperar.


La reciente proyección del FMI para el PBI argentino constituye una respuesta política al hecho de que desde 2003 nuestro país ha dejado de lado las recetas que impulsa el FMI, pasando así de un modelo de acumulación financiera (que beneficiaba a un pequeño grupo de la sociedad ligado a los negocios financieros y de servicios públicos privatizados y que ha fracasado) a otro de acumulación productiva en el cual el conjunto de la sociedad ha podido disfrutar de los beneficios del crecimiento económico con generación de empleo, equilibrios en las cuentas fiscales y externas y mayor equidad distributiva.

La pregunta es, ¿cuál de las dos es una respuesta política, la del gobierno o la del FMI?

viernes, 17 de abril de 2009

El ministro de economía que nos hubiera hecho falta

El economista en cuestión es Andrés Velasco, ministro de hacienda de Bachelet, quién supo resistir durante tres años a las presiones de legisladores oficialistas ansiosos por aumentar el gasto público en épocas de vacas gordas. Fueron memorables las palabras del senador Frei advirtiendo sobre la posibilidad de entregar US$20.000 millones a la derecha en el próximo gobierno, si no se implementaban políticas fiscales expansivas. El ministro no se inmutó y mantuvo la férrea disciplina fiscal.
Hoy, en medio de la crisis internacional, el ministro puede tomarse la revancha como lo señala Patricio Navia en la revista Poder:
Después de ser criticado por la Concertación por no gastar, ahora Velasco parece tener la llave para la victoria en diciembre. Si gasta bien –tanto en la acepción política como técnica de la palabra– Velasco puede convertirse en el facilitador de una victoria de la Concertación. Cuando reclamaba que no quería dejarle US$20.000 millones a la derecha, Frei no recibió respuesta de Velasco. El ministro ahora sonríe. Los miles de millones de dólares del fondo soberano que se incorporarán al gasto fiscal en 2009 le ayudarán a Frei a tener una oportunidad para derrotar a Piñera. Mejor aún, Velasco podrá alegar –correctamente– que la misma política de recia disciplina fiscal que permitió ahorrar en los buenos años ahora obliga a gastar. En eso consisten las políticas contracíclicas.

Y por casa como andamos …?

Sin un ministro idóneo y sin capacidad de implementar políticas anticíclicas genuinas entramos en recesión, mis estimaciones indican que la caída del PIB este año podría orillar el 4% (en un próximo post explicaré los fundamentos de este cálculo que a primera vista podría parecer alarmista). Está claro que en este contexto económico el desempeño electoral del gobierno no será favorable.

Y todo esto ocurre porque la calidad institucional y el proceso de selección de dirigentes (profesionalismo, meritocracia, etc.) en Chile es infinitamente superior al de Argentina.


Actualización (23/04/09):
en el cálculo del pronóstico de la caída del PIB para el 2009 se deslizó un error, ya que se omitió computar la contribución al crecimiento de la productividad total de los factores que supondremos +1.5%. Esto ocurrió al utilizar un modelo de corrección al equilibrio para el PIB potencial, computar el ajuste de las variables ante el desequilibrio (estamos 5.4% por encima del PIB potencial), tener en cuenta además, el efecto de las variaciones en endógenas rezagadas, pero olvidar la variable exógena! En síntesis, la variación del PIB para el 2009 se acercaría al -2.5%.