domingo, 22 de febrero de 2009

La indigencia sin maquillaje

El concepto de "línea de indigencia" procura establecer si los hogares/individuos cuentan con ingresos suficientes como para cubrir una canasta de alimentos capaz de satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas. De esta manera, los hogares/individuos que no superan ese umbral, o línea, son considerados indigentes.
En la Newsletter de SEL Consultores de febrero 2009 se analiza la evolución de la indigencia en los dos últimos años, corrigiendo los cálculos erróneos del INDEC que valúa la canasta básica alimentaria a precios “oficiales”.
Un subproducto de la alteración de los precios al consumidor es la subestimación del costo de la canasta básica de alimentos y, a continuación, de la incidencia de la pobreza en la población. Para el INDEC, en los dos últimos años esa canasta aumentó 13%. En cambio, si se la valoriza con precios relevados en forma independiente, el alza es de 57%.
Con la canasta valuada con los precios del IPC, el INDEC concluye que desde 2006 la población en situación de indigencia cayó más de 1,7 millones. De la valuación independiente, por el contrario, resulta que aumentó en 0,5 millones [el número de indigentes creció de 3,6 millones a 4,1 millones]. La diferencia entre una y otra es de 2,2 millones de personas.

Y más adelante,
…, en el bienio 2006-2008 el gasto en planes sociales aumentó 30%. En ese mismo período, para el INDEC la canasta básica de alimentos se encareció 13%, al tiempo que el número de indigentes cayó 49%. Esto lleva a concluir, en la versión con los datos del INDEC, que el gasto asistencial real por persona en situación de indigencia más que se duplicó entre 2006 y 2008.
En cambio, con los precios relevados en forma independiente, la canasta básica de alimentos aumentó 57%, y la población indigente creció 14%. Ajustando el gasto nominal con estas variaciones, el resultado es que, en términos reales, el gasto por persona en estado de extrema pobreza tuvo una caída próxima a 28%.

La fuente de las diferencias radica en que el INDEC considera que la canasta básica de alimentos pasó de un promedio de $128 en 2006, a $145 en 2008, mientras que en la medición de SEL pasa de $128 a un promedio de $201 en el 2008.
La pregunta del millón es: Si mientras la economía crecía al 8.7% y 5% en 2007 y 2008, el número de indigentes aumentaba en un 14%; ¿cuántos millones de indigentes tendremos en el 2010 (en el bicentenario) considerando que todo indica que el PIB -en lugar de crecer en el período- disminuirá?
Como puede palparse, los desafíos en materia de política social serán enormes. Es preciso entonces, que el gobierno no olvide los dos principios que deben guiar su diseño: focalización y compatibilidad de incentivos. Esto es, los programas redistributivos deben estar focalizados lo más estrechamente posible en los más vulnerables (por ello, la idea de bajar el precio de los alimentos a todos los argentinos es un disparate!) y deben minimizar las distorsiones en los incentivos (para trabajar, buscar trabajo, producir, etc.).

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