Las regulaciones son los instrumentos fundamentales de la política económica para resolver las fallas de mercado. Las fallas de mercado se originan por la presencia de: bienes públicos, poder monopólico, externalidades, información incompleta y asimétrica, y/o fallas distributivas. Es decir, las regulaciones que apunten a solucionar este tipo de fallas, son -en principio- instrumentos adecuados para mejorar la eficiencia y/o el bienestar económico. Por el contrario, cuando los mercados son competitivos la intervención por parte del Estado es una mala política. La falta de profesionalismo en el uso de este instrumento (regulaciones) ha llevado a generalizarlas en mercados que son lo más parecido que hay a la competencia perfecta. La nota de Javier González Fraga en La Nación da testimonio de este desacierto y detalla los perjuicios que ha provocado la mala política agropecuaria del gobierno.
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