lunes, 28 de mayo de 2012

La brecha del PIB (termómetro) registra una alta temperatura

Desde que comenzamos este blog, allá por mayo del 2007 hemos diagnosticado que la economía estaba recalentada, y que esto daba lugar al proceso inflacionario. Lamentablemente no fuimos escuchados, ni por la prensa, ni por las autoridades económicas, ni por algunos empresarios y colegas que tenían una visión complaciente respecto a las políticas monetarias expansivas del BCRA.

 A lo largo del último año las cosas han cambiado y la mayoría de los analistas percibe que la inflación se origina en la emisión de dinero en una economía que se ha quedado sin capacidad ociosa. Es más, hoy ya estamos ante un punto de inflexión, dado que en pocas ocasiones la economía Argentina ha estado tan recalentada. Lo estuvo antes de la crisis del ’30 y lo estuvo antes del “Rodrigazo” en 1975, en ambos casos la brecha del PIB superó el 9% y casi alcanza el 10%. Pareciera que este último es un límite insuperable, dado que el desequilibrio pone en marcha mecanismos que tienden a restablecer el equilibrio en el mercado de bienes. El gráfico muestra que ya estamos por entrar en esa situación, dado que el PIB evoluciona en la actualidad alrededor de un 8.8% por encima del producto potencial (Y*).

Brecha del PIB:   (Y-Y*)/Y*


Puede notarse cierta asimetría en el gráfico entre brechas positivas y negativas, las positivas no superan el 10% mientras que las negativas pueden alcanzar el 16% como durante la hiperinflación y el colapso de la Convertibilidad. Ambas situaciones son socialmente indeseables, en una situación de recesión hay recursos ociosos, alto desempleo y pobreza; mientras que en una economía recalentada la inflación entorpece el crecimiento, favorece la especulación en detrimento de la producción, y frecuentemente desemboca en crisis cambiarias, monetarias y/o fiscales que violan derechos de propiedad y deterioran irreversiblemente la distribución del ingreso. Recuperarse de una recesión es una tarea relativamente sencilla, basta implementar políticas expansivas (monetarias, fiscales, …), por el contrario lidiar con una situación de marcado recalentamiento y/o implementar un plan de estabilización conlleva importantes costos políticos. En parte, esos costos se originan en haber forzado el crecimiento para crecer a tasas más altas, lo que deberá pagarse a futuro creciendo a tasas más bajas, de manera a converger hacia la senda de crecimiento del producto potencial.

Podemos analizar la evolución de la brecha del PIB con la siguiente ecuación:


La brecha del PIB en un momento dado es igual a la suma, de la brecha del PIB en el período previo, más el crecimiento del PIB observado, menos el crecimiento del producto potencial. El cuadro ayuda a realizar esta contabilidad, la primer columna muestra la tasa de crecimiento del PIB, la segunda la tasa de crecimiento del producto potencial y la última columna la brecha del PIB. Todas estas tasas están calculadas como diferencia de logaritmos, inclusive la brecha del PIB.

 En el 2007 la economía Argentina alcanza el pleno empleo, ubicándose a fines de ese año un 3.8% por encima del potencial. Esa brecha es el resultado de sumar a la brecha inicial (-2%), la tasa de crecimiento de la economía (8.3%) y restar la tasa de crecimiento del producto potencial (2.4%). En años siguientes el PIB evolucionó por encima del producto potencial acelerando el proceso inflacionario. La brecha del PIB del 2011 de 8.8% es el resultado de considerar la brecha del 2010, la tasa de crecimiento del PIB y la tasa de crecimiento del producto potencial (8.8% = 6% + 5.4% - 2.6%).

 Este tipo de ejercicio muestra que la tasa de crecimiento del 5.1% que figura en el presupuesto 2012 nunca podría alcanzase este año, ya que en el hipotético caso, el PIB se ubicaría un 11.7% por encima del potencial (8.8% + 5.1% - 2.2%), lo que en términos históricos nunca fue posible, ni siquiera en los períodos previos a las grandes crisis macroeconómicas de 1930 y 1975.



Adicionalmente, aunque la tasa de crecimiento de la economía fuese nula hasta el 2015, no se podría absorber en su totalidad la brecha y el PIB se ubicaría en ese año un 1% por encima del potencial (8.8% – 2.2% – 1.9% – 1.9% – 1.8%).

 En definitiva, ha llegado el momento de pagar los costos de una mala administración de la política macro que se caracterizó por haber expandido en exceso la demanda agregada en años recientes. La tasa de crecimiento promedio en los años 2004-2011 fue del 6%, cuando el valor óptimo hubiese sido de 4.9% (2.9% anual del producto potencial + 2% por año para absorber la brecha del PIB inicial a lo largo de los 8 años).

 Para los próximos cuatro años, en el mejor de los casos, deberíamos esperar tasas de crecimiento del PIB del orden del 0.5% promedio anual para ir absorbiendo la brecha actual que genera inestabilidad macroeconómica. Sin embargo, es probable que la propia naturaleza del kichnerismo lo lleve a no aceptar esta gris realidad y (discrecionalidad mediante) termine precipitando un crisis macro de magnitud; hasta la fecha evitable.

jueves, 24 de mayo de 2012

Modelos de crecimiento auto-limitante

En un esclarecedor artículo en Proyect Syndicate (de lectura previa sugerida), Michael Spence distingue varias estrategias de crecimiento insostenibles y auto-limitantes:
  • Estrategia de sustitución de importaciones.
  • Crecimiento basado en una abundancia de recursos naturales mal administrada.
  • Modelo basado en un excesivo consumo privado y/o público, a menudo acompañado y facilitado por endeudamiento externo y/o burbuja de activos.
  • Crecimiento dependiente excesivamente de las inversiones para generar demanda agregada.
  • Modelo de crecimiento que conlleva aumento en la desigualdad de oportunidades y resultados.
  • Estrategia que implica agotamiento de recursos naturales y genera externalidades medioambientales.
La Argentina en su historia ha representado un laboratorio experimental de varios de estos modelos de crecimiento auto-limitante.

La pregunta a los lectores del blog es: ¿en cuál de estos casos se encuentra la Argentina en la actualidad?

Algunas pistas para la respuesta pueden encontrarse en el documento de la Fundación Pensar titulado "El dólar como señal de un modelo agotado".